Educación cívica básica: Diferentes (I)
Lo primero que llamó mi atención fue la cantidad de cables que hay por las calles chilenas. Me gustaría haber tomado alguna foto del cableado de Viña, pero no tengo más que ésta de Ñuñoa en la que se ve un poste con dos refuerzos (hay muchos así) y, de regalo, una señal de prohibido estacionar. Teóricamente están comenzando a enterrarlos (tengo entendido que en los barrios más cuicos de Satiago ya está en marcha el proceso), pero advierto que para una europeíta de a pie resulta increíblemente llamativo.
Otro detalle interesante son los letreritos que hay junto a los ascensores. En seguida advertí que tienen su razón de ser, desde que llegué hemos vivido ya un par de temblores... Nada del otro mundo, sin embargo, para una veterana como yo.
Ya os había hablado de las colas, pero es que no os imaginais los niveles que pueden llegar a alcanzar. El día que fui a solicitar mi documento de identidad (del que os hablaré más adelante) tuve que esperar, por primera vez en mi vida, a que los números dieran una vuelta completa al marcador... ¡Tenía delante a más de 100 personas!
Evidentemente, lo de contar las baldosas del suelo llega un punto en que resulta un tanto enfermizo. La decoración de estas salas de espera, sin embargo, da mucho más de si. En la sala de espera de la policía internacional de Stg, por ejemplo, había un par de teles que emitían la versión chilena del programa de AR, además de esta joyita... Mártires de Policía Internacional, ahí queda eso.
Otro detalle decorativo de otra sala de espera de otro organismo público. No sé yo si habrá mucha gente que se aburra tanto tanto tanto como para alistarse, pero bueno, it's worth a try I guess. Dos ausencias notorias para alguien que haya visto las campañas españolas: ni mujeres ni modelos guapísimos. Un pelín más realistas estos chilenos, al menos en esto.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home